La Generación Z desbordó el Zócalo y se armó una batalla campal con la policía
La Generación Z se dio el gusto de reventar el Zócalo y como estaba previsto la movilización tuvo su capítulo de enfrentamientos entre grupos muy articulados de combate urbano y la policía, que blindó el Palacio nacional.
Se supone que la Generación Z son jóvenes, pero había bastantes adultos en la marcha que avanzó hacia el Zócalo por Reforma y otras avenidas, en paralelo a “La Marcha del Sombrero”, movimiento que lideraba el asesinado alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. En la marcha abundaron las consignas contra Morena y el hartazgo por la violencia.
Mientras distintos contingentes de miles de ciudadanos avanzaban hacia la plancha del Zócalo, un grupo de avanzada se enfocó en vandalizar y retirar las vallas metálicas que el gobierno puso con la excusa de proteger el “monumento histórico” de Palacio Nacional.
La oposición acusa a Martí de agitar el conflicto de la CNTE para pinchar la marcha de Generación Z
Un “bloque negro” como se hacen llamar, intentó remover esas vallas y supuestamente entrar al Palacio. La reacción de la policía de la Ciudad de México fue inmediata y empezaron los gases, piedrazos y corridas. No hubo intervención de fuerzas federales ni de miembros del Ejército.
Según afirmaban algunos de los organizadores, habría más de una decena de heridos, incluidos tres policías. La pelea comenzó alrededor de las 13:00 y duró poco menos de tres horas. El edificio de la Suprema Corte de Justicia fue totalmente vandalizado, con consignas contra los nuevos jueces morenistas y la presidenta Claudia Sheinbaum.
Mientras los choques se daban en el frente del Palacio, la mayoría de los manifestantes ingresaba al Zócalo por otro de los acceso permitidos, que terminó saturado. Las autoridades calculan que fueron cerca de 50,000 manifestantes. Pasadas las 16:00 empezaron a desconcentrarse.
Contra lo que esperaba la oposición, al final no hubo cruces con los maestros de la CNTE, que acaso ante la masividad de la marcha, decidieron preservarse y evitar provocaciones. Si es verdad, como dice la oposición, que la irrupción de la protesta de los maestros fue una estrategia de Martí Batres para pinchar la marcha de la Generación Z, el fracaso no pudo ser más absoluto.
En las avenidas del primer cuadro central de la CDMX, se escucharon consignas en contra de la 4T: “¡Fue un horror estar con Obrador!” “¡Narcopresidenta!” “¡Fuera Morena!”, “¡Fuera Claudia!” “¡No somos bots, somos ciudadanos!”
Las principales demandas fueron la violencia, la injusticia ante las personas desaparecidas, el insuficiencia del sistema médico, así como la corrupción. Algunos exigen también la salida de los senadores Adán Augusto y Fernández Noroña por sus más recientes polémicas.
Otra de las consignas que predominó en la marcha fue “¡Manzo no murió, el gobierno lo mató!”. De hecho el asesinato del alcalde de Uruapan, que se había cansado de pedir auxilio al gobierno federal ante las amenazas del narco, fue uno de los sucesos que impulsó la manifestación.
El asesinato de Manzo funcionó como un catalizador de una sociedad harta de la impunidad, la violencia y los desaparecidos que recorrió el país.
De hecho, junto a la movilización al Zócalo hubo marchas simultáneas en más de 50 ciudades del país.
